Respirar por la nariz no es solo una cuestión de comodidad; es una necesidad biológica esencial que optimiza múltiples funciones de nuestro cuerpo. La nariz está diseñada para filtrar, calentar y humedecer el aire antes de que llegue a los pulmones. Este proceso protege el sistema respiratorio y mejora la eficiencia del intercambio de oxígeno.
Respirar por la boca, especialmente de forma crónica, puede tener efectos negativos, incluyendo:
Respirar por la nariz no es solo una recomendación ancestral presente en muchisimas culturas distintas; es un hecho probado científicamente que impacta de manera decisiva en nuestra salud y bienestar. Aquí desglosamos los descubrimientos clave de la investigación científica sobre los beneficios de la respiración nasal:
Cuando respiramos por la nariz, el epitelio nasal produce óxido nítrico (NO), una molécula que actúa como un vasodilatador natural.
Lundberg, J. O., et al. (1994). Nitric oxide in exhaled air: Its role in the nasal airways. The Lancet.
El flujo lento y controlado del aire durante la respiración nasal promueve un equilibrio en el sistema nervioso autónomo. Este equilibrio mejora la VFC, un marcador clave de la salud cardíaca y la capacidad de adaptación al estrés.
Lehrer, P. M., & Gevirtz, R. (2014). Heart rate variability biofeedback: How and why does it work? Frontiers in Psychology.
La respiración nasal, al promover un ritmo respiratorio más pausado y profundo, está asociada con la disminución de la presión arterial. Esto se debe a su efecto calmante sobre el sistema nervioso simpático.
Schein, M. H., et al. (2001). Treating hypertension with a device that slows and regularizes breathing: A randomised, double-blind controlled study. Journal of Human Hypertension.
El hábito de respirar por la boca puede alterar la estructura facial y los conductos respiratorios, como lo demuestra la investigación en monos y humanos. La respiración nasal, en contraste, mantiene las vías aéreas abiertas y funcionales.
Harvold, E. P. (1980). Experiments on rhesus monkeys: The impact of oral breathing. American Journal of Orthodontics.
La respiración nasal durante el ejercicio mejora la eficiencia energética al mantener la respiración en el umbral aeróbico, reduciendo la fatiga.
Douillard, J. (1990). Nasal breathing and its effects on endurance athletes. Journal of Sports Medicine.
Respirar por la boca durante el sueño incrementa el riesgo de apnea obstructiva, ronquidos y deshidratación. Por otro lado, la respiración nasal mejora la calidad del sueño al mantener las vías respiratorias despejadas y funcionales.
Lemnius, L. (1500s). The benefits of sleeping with the mouth shut.
Los estudios antropológicos muestran que las estructuras craneofaciales de nuestros ancestros, optimizadas para la respiración nasal, protegían de enfermedades respiratorias crónicas. Estas ventajas se pierden con los hábitos modernos de respiración oral.
Lieberman, D. E. (2011). The Evolution of the Human Head. Harvard University Press.
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