Respirar es algo que hacemos automáticamente, sin pensarlo demasiado. Pero la forma en la que respiramos puede cambiar por completo nuestra salud, nuestra energía e incluso nuestro estado mental.
Si tuviera que darte un solo consejo sobre respiración, sería respirá por la nariz siempre que puedas. Parece algo menor, pero es una diferencia clave. Muchas personas han pasado años respirando por la boca sin darse cuenta y viven con fatiga, ansiedad, problemas de sueño o alergias crónicas sin saber que todo podría mejorar simplemente usando la nariz como corresponde.
En este artículo te voy a explicar por qué la respiración nasal es tan importante, qué problemas trae respirar por la boca y cómo podés reeducar tu cuerpo para que esto se vuelva un hábito automático y natural.
La nariz no está ahí solo para sostener los anteojos o para estornudar de vez en cuando. Es un órgano increíblemente sofisticado, diseñado para hacer que el aire que respiramos llegue en las mejores condiciones a nuestros pulmones.
Cuando respirás por la nariz, el aire pasa por un sistema de filtrado natural que atrapa polvo, bacterias, virus y alérgenos antes de que lleguen a los pulmones. Es como si tuvieras un filtro de aire incorporado. En cambio, si respirás por la boca, todo eso entra directo y sin control.
¿Notaste que la gente que respira por la boca suele resfriarse más seguido o tener problemas de garganta recurrentes? No es casualidad. Su sistema respiratorio está más expuesto a agentes externos.
El aire que entra por la nariz se calienta y se humedece, lo que lo hace más amigable para los pulmones. Esto es clave en invierno o en climas secos, donde respirar aire frío directamente por la boca puede irritar las vías respiratorias y generar inflamación.
La respiración nasal estimula la producción de óxido nítrico, un gas que tiene un papel fundamental en la salud.
✔️ Mejora la circulación sanguínea y ayuda a reducir la presión arterial.
✔️ Facilita la absorción de oxígeno en el cuerpo.
✔️ Tiene propiedades antibacterianas y antivirales, ayudando a combatir infecciones.
Dato de color: si tarareás o entonás sonidos como el “Om”, podés aumentar la producción de óxido nítrico hasta 15 veces más. De ahí que muchas prácticas antiguas incluyan el canto o la vibración en sus técnicas de respiración.
La respiración nasal hace que el aire fluya más lento, lo que permite que el oxígeno tenga más tiempo para ser absorbido en los pulmones. Además, mantiene un mejor equilibrio entre oxígeno y dióxido de carbono, lo que mejora la oxigenación de los tejidos.
Si alguna vez sentiste que te falta aire o que respirás demasiado rápido, puede ser que hayas perdido tolerancia al dióxido de carbono por respirar crónicamente por la boca. Este es un problema más común de lo que se cree y afecta desde el rendimiento deportivo hasta el manejo del estrés.
Respirar por la nariz reduce los ronquidos y la apnea del sueño, mejorando la calidad del descanso. Si te despertás con la boca seca o sensación de garganta irritada, probablemente estuviste respirando por la boca toda la noche.
Una solución simple que mucha gente usa es tapar la boca con cinta microporosa para dormir. Puede sonar extremo, pero es un truco sencillo que ayuda a entrenar la respiración nasal nocturna y mejora la calidad del sueño.
Si bien la boca nos permite respirar cuando la nariz está tapada o en momentos de gran esfuerzo físico, no está diseñada para ser nuestra vía principal de respiración.
Respirar por la boca seca la saliva, lo que aumenta el riesgo de caries, mal aliento y enfermedades en las encías. La saliva tiene propiedades antibacterianas, pero cuando la boca está seca, las bacterias crecen más rápido y aparecen estos problemas.
Al no filtrar el aire, respirar por la boca hace que inhalemos más polvo, bacterias y alérgenos, lo que puede aumentar la frecuencia de infecciones respiratorias y alergias.
La respiración bucal suele ser más superficial y rápida, lo que hace que no aprovechemos bien el oxígeno que inhalamos. Esto no solo afecta el rendimiento físico, sino también la energía y la concentración.
Respirar rápido y superficialmente activa el sistema nervioso simpático, el que nos pone en “modo alerta”. Si vivís respirando por la boca sin darte cuenta, es probable que tu cuerpo esté en un estado de estrés constante sin motivo aparente.
Si llevás años respirando por la boca, hacer el cambio a la respiración nasal puede tomar un poco de tiempo, pero vale la pena.
Durante el día, prestá atención a cómo estás respirando. Cada vez que te descubras respirando por la boca, cerrala y pasá a la nariz.
Si al principio sentís que te falta aire, es normal. Tu cuerpo necesita adaptarse a un nuevo patrón de respiración. Dale tiempo y vas a notar cómo, poco a poco, se vuelve más fácil.
Para entrenamientos de baja y media intensidad, intentá mantener la respiración nasal. En ejercicios de alta intensidad, está bien usar la boca, pero no dejes que se convierta en un hábito fuera del entrenamiento.
Tomate unos minutos por día para hacer respiraciones controladas. Esto refuerza el hábito y ayuda a mejorar tu capacidad respiratoria.
Si respirás por la boca de noche, tapar suavemente los labios con cinta microporosa puede hacer una gran diferencia en tu descanso.
✅ La nariz es la vía natural para respirar. Filtra, humidifica y mejora la oxigenación.
✅ Respirar por la boca de forma crónica puede causar problemas de salud.
✅ Podés reeducar tu respiración con práctica y paciencia.
✅ Empezá hoy mismo. Observá cómo respirás y hacé el cambio.
Si hay algo simple y poderoso que podés hacer por tu salud, es respirar bien. Y eso empieza por usar tu nariz.
Usamos cookies y tecnologías similares para ofrecerte la mejor experiencia en nuestro sitio. Al aceptar, podremos procesar datos como tu comportamiento de navegación o identificadores únicos. Si decidís no dar tu consentimiento o retirarlo, es posible que algunas funciones no estén disponibles.
Podés gestionar tus preferencias en cualquier momento desde este banner.